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En el mundo perdido de Irving Penn
El ambiente era delicioso. El mundo de Irving Penn no tenía ritmo pero sí tenía cadencia. No tenía tono pero tenía matices. No tenía convulsiones pero tenía estremecimientos. La atmósfera del fotógrafo, del hombre que desarrollaba el curso del tiempo en obras de arte congeladas que son las fotografías; no es una atmósfera detenida, de tiempo inerte, robado del reloj. Es una atmósfera envolvente, un guante de seda.
Quizás, lo más hermoso de sus obras aparte de las puras alegorías de la belleza con las que honraba a las herederas de Venus, era el tamiz, el filtro por el que pasaban sus composiciones, casi reptando. Delicadas, paseaban de puntillas dejando tras de sí un rastro de perfume que se podía oler al ver la imagen, el sonido de una carcajada que se podía oír al contemplar el instante; la sensualidad de las piernas entre medias de seda que se podía palpar, el olor del tabaco deslizándose entre los labios y el sonido del fuego devorando, con fruicción pero sin ansia, cada instante.
O, quizás sea eso que las convierte en obras de arte. En emblema del pensamiento de un hombre que cambiaba el mundo con sólo mirarlo y que consiguió que el mundo cambiara cuando era su ojo el que excrutaba de la mañana al atardecer y, luego de la noche a la mañana.
Que son imágenes de damas que no existen más allá de su mundo. Que todos creemos o queremos conocer. Que nos evocan un torrente de sensaciones, de tormentos, de envidias. Que nos susurran un deleite de placeres, una concatenación de emociones que van más allá del mero estímulo respuesta. Quizás, la vida para Irving Penn era más que eso. Más que sinapsis entremezcladas de la misma forma que su fotografía es más que luz, mujeres y composición.
Quizás, por prescindir esa racionalidad. Irving Penn y su obra, su vida, su mirar... son más que una mera sucesión de trabajos, de modelos, de momentos, de sensaciones, de estados y de ideas. Son almas.
Y, ése es el único secreto que le convirtió en un fotógrafo. En un hombre. En un genio. El alma.La fe.
Sunday
el amor sobre toda diferencia social
Ella es de la habana, él de nueva york; ella baila en tropicana, a él le gusta el rock; ella vende besos en un burdel mientras él se gradúa en u.c.l.a. Ella es medio marxista, él es republicano; ella quiere ser artista, él odia a los cubanos; él cree en la estatua de la libertad y ella en su vieja habana de la soledad. Él ha comido hamburguesas, ella moros con cristianos él, el champagne con sus fresas, ella un mojito cubano; ella se fue de gira a yucatan y él de vacaciones al mismo lugar. Mulata hasta los pies, él rubio como el sol, ella no habla inglés, y él menos español; él fue a tomar un trago sin sospechar que iba a encontrar el amor en aquel lugar. Lo que las ideologías dividen al hombre el amor con sus hilos los une en su nombre. Ella mueve su cintura al ritmo de un tan tan y él se va divorciando del tío sam él se refugia en su piel... la quiere para él y ella se va olvidando de fidel qué sabían lennin y lincoln del amor qué saben fidel y clinton del amor....Ella se sienta en su mesa, él tiembla de la emoción. ella se llama teresa y él se llama john; ella dice hola chico, él contesta hello a ella no le para el pico, él dice speak slow. El se guardó su bandera, ella olvidó los conflictos él encontró la manera de que el amor salga invicto la tomó de la mano y se la llevó: el yanqui de la cubana se enamoró. Lo que las ideologías dividen al hombre el amor con sus hilos los une en su nombre. Ella mueve su cintura al ritmo de un tan tan y él se va divorciando del tío sam él se refugia en su piel... la quiere para él y ella se va olvidando de fidel qué sabían lennin y lincoln del amor qué saben fidel y clinton del amor.... Ahora viven en paris buscaron tierra neutral ella logró ser actriz, él es un tipo normal caminan de la mano, calle campos elíseos como quien se burla del planeta y sus vicios.
Thursday
Y a ti tan lejos de mi Me dejé llevar por una tontería, Pensé que te quería un poco mas que a mí,
Si pudiera dar la vida la daría, Volver a ser tu niña me haría tan feliz, Sin ti , no sé vivir. Todos los errores van a un puerto Donde espera un barco de vapor, Pero el mío aun lo llevo dentro Porque soy adicta a tu perdón.
Monday
El miedo a la pérdida es el que impide relacionarse mejor. Un encuentro que llega a sorprender, con alguien diferente que produce placer y que hace latir el corazón más rápido, puede ser la vivencia que se estaba esperando, no obstante, aunque la soledad sea la única compañía, antes de entregarse de lleno a esa experiencia comienza a levantarse la barrera automática que se ha creado ante cualquier señal de peligro y se adopta la postura clásica del no compromiso.
Negarse a comprometerse no representa solamente una actitud egoísta de no querer compartir la vida con nadie porque es más cómodo, sino que también tiene un significado psicológico con raíces más profundas; es el miedo a sufrir.
Ni bien dos personas se encuentran, cada una de las dos comienza a especular y a tratar de bucear en el intrincado interior del otro para conocerlo y entonces así poder desplegar toda la gama de artilugios para conquistarlo y si es posible dominarlo.
Pocos son los que se dejan llevar pasivamente frente a un fenómeno tan común y difícil como es la relación de pareja y se atreven a ser como son.
La química del primer encuentro no es casual, porque no somos sólo seres materiales sino también sociales y espirituales, atributos que no sólo están relacionados sino que conforman una unidad armónica, por lo tanto, lo natural tendría que ser que la persona total, tal como es, provoque la misma atracción.
Sin embargo, el fenómeno actual es que las personas estén disociadas, y tampoco se comprometan consigo mismos ni con valores, porque viven en un permanente relativismo, reflejando una apariencia que no concuerda con su forma de pensar, de hacer o de decir.
Es difícil imaginar cómo es verdaderamente una persona así y es imposible llegar a conocerla.
Toda relación es un vínculo que para que llegue a ser profundo necesariamente tiene que basarse en la sinceridad y la honestidad.
La sinceridad y la honestidad son valores que trascienden lo circunstancial, porque forman parte del código ético necesario para vivir en una sociedad y para precisamente evitar el sufrimiento.
El amor es la emoción primera, ya que por amor nacemos y la vida sin amor por temor está incompleta.
Y no me estoy refiriendo solamente al amor de pareja; porque el amor es la forma más perfecta de comunicación con los otros.